Hay una llama
extraordinaria tristeza,
que empaña una pasión en cascada
vertiéndose sobre las vísceras
de plata tóxica y nácar.
Invadidas de sueños suicidas
de gritos de placer,
y arcadas en el alma
pulsiones voraces,
echando de menos tu cama.
y un insomnio insaciable
Un abismo vacío,
lleno de ganas anestesiadas
del que sólo se puede huir
naufragando en la intimidad
saltando por la ventana.
-Nota para el lector sorprendido por el formato: Léase en orden o por columnas-